El estudio ‘Comparativa internacional en políticas de masculinidades’ revisa los programas y políticas de igualdad dirigidas a hombres

La Estrategia Estatal contra las Violencias Machistas 2022-2025 incluirá algunas de las medidas propuestas dirigidas a los hombres para su implicación en la prevención.

9 junio 2022

La Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, junto a la Fundación Cepaim, presentaron ayer el estudio ‘Comparativa internacional en políticas de masculinidades’. A la presentación asistieron la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell; Bakea Alonso, coordinadora e investigadora del estudio; Hilario Sáez, sociólogo e investigador del estudio; y Miguel Lorente, ex delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, médico forense y profesor de medicina legal en la Universidad de Granada.

El estudio trata de revisar las políticas y programas de igualdad existentes dirigidas a hombres y niños, a nivel nacional e internacional, para conocer ejemplos de buenas prácticas desde donde poder avanzar. A su vez, identifica los ámbitos, temáticas y debates prioritarios en esta materia y presenta propuestas para la elaboración de futuras políticas que impliquen a los hombres en la prevención de la violencia contra las mujeres, siguiendo las recomendaciones de organismos internacionales. Para ello, se han empleado varias técnicas cualitativas de investigación social: la entrevista semiestructurada, el grupo triangular y el grupo de discusión. En él, han participado diversos expertos y expertas de diferentes partes del mundo.

Durante la presentación, se hizo hincapié en que los hombres también tienen un papel prioritario en la prevención y la lucha por la erradicación de la violencia contra las mujeres. «A pesar de que se han realizado avances muy significativos en la prevención, erradicación y reparación de las violencias machistas, estos siguen siendo insuficientes frente a la dimensión del problema y sus cifras», ha afirmado Rosell. Es por ello, que según la delegada, «se hace necesario avanzar hacia una sociedad más feminista e igualitaria y menos violenta, lo que exige una estrategia política que involucre a los hombres y a los niños de manera responsable y comprometida», Dicha estrategia debe concretarse a través de programas de prevención, campañas y otras medidas de sensibilización en temáticas como la salud sexual y reproductiva, los cuidados y la corresponsabilidad o el desmantelamiento de estereotipos de género, especialmente en el ámbito educativo.

Para Miguel Lorente, «defender a los hombres es hacerles reflexionar, darles medios y argumentos para que abandonen esa manera de defender la masculinidad a través de conductas violentas». Luchar contra la violencia de género, ha afirmado el ex delegado, «es luchar contra la cultura machista que la hace posible, y no debe centrarse en acciones puntuales, sino que hay que cambiar el sistema androcéntrico que le sirve de base.»

El estudio presenta, además, un modelo de intervención con los hombres para la prevención transversal e integral de la violencia contra las mujeres, dirigida, en primer lugar, a evitar y detectar el inicio de la violencia (prevención primaria); en segundo, a atender el riesgo inmediato o la escalada de la violencia (prevención secundaria); y, en tercero, a responder a las consecuencias de la violencia y evitar su reproducción (prevención terciaria).

Para Bakea Alonso, el segundo nivel es donde más queda por hacer: «Hay escasez de respuesta institucional a estas situaciones donde todavía no hay denuncia. Se trata de uno de los puntos ciegos que podría ayudar a prevenir la escalada de la violencia y a reducir el riesgo». La investigadora añade también, que las políticas de masculinidades deben ser interseccionales, es decir, que tengan en cuenta las diferentes posiciones de los hombres en la estructura social. Deben, además, ser específicas y transversales, centradas en la responsabilidad de los hombres, y contar con una financiación continua suficiente que permita llevarlas a cabo regularmente y evaluarlas de manera adecuada.

«Entre el miedo y la esperanza», podría ser una de las conclusiones del estudio según Hilario Sáez. Para el sociólogo, a pesar de la preocupante realidad que vive nuestro país en materia de violencia de género, se debe poner de manifiesto la existencia de un número cada vez mayor de hombres comprometidos en su erradicación. «Frente al crecimiento del negacionismo, se percibe un crecimiento significativo de hombres que participan en la construcción de una cultura igualitaria como respuesta a la politización de las masculinidades desde sectores reaccionarios, pero su número no es aún suficiente para lograr la prevención de la violencia machista.»

Recomendaciones

Para la consecución de estos objetivos, el estudio presenta también una serie de recomendaciones, algunas de las cuales se tendrán en cuenta para la Estrategia Estatal para Combatir las Violencias Machistas 2022-2025.

Una de ellas, por ejemplo, es la participación de las mujeres en la formulación, implementación, seguimiento y evaluación de las políticas sobre hombres y masculinidades, así como la rendición de cuentas al movimiento feminista y a la sociedad civil donde se expliciten los objetivos y metodologías que se proponen para el trabajo sobre hombres y masculinidades. En ese sentido, el estudio reivindica la importancia del papel de la academia en desarrollar estudios críticos de la masculinidad desde un enfoque feminista para el desarrollo de diagnósticos e investigaciones que informen de los costes de la masculinidad violenta y de los privilegios que ostentan los hombres derivados del sistema patriarcal y que sirvan de base para el diseño de políticas públicas.

Por otra parte, es necesaria la formación en género, igualdad y masculinidad a agentes clave y profesionales de primera línea, en particular de servicios sociales y de los sistemas sanitarios y educativos. En el ámbito laboral, los Planes de Igualdad son un espacio propicio para incorporar medidas dirigidas específicamente a los hombres, sobre todo en temas como la prevención del acoso sexual y los riesgos laborales. Por último, en el educativo, tanto el sistema reglado como los espacios de educación no formal y el deporte son óptimos para llegar a las poblaciones más jóvenes donde se fomenten relaciones igualitarias y valores de comunidad, cuidado y cooperación. La reflexión sobre los hombres y masculinidades debe ser incorporada en todos los espacios formativos.

Consulta el resumen ejecutivo y el estudio completo. También puedes ver el vídeo de la presentación aquí.

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