El fracaso de la ley estatal de parejas civiles en 1997 abrió un debate profundo dentro de las organizaciones LGTBI+ de nuestro país. Las reticencias por parte del Gobierno del momento así como la aprobación del matrimonio igualitario en Países Bajos (2001) y Bélgica (2003) marcaron un punto de inflexión muy importante para las organizaciones LGTBI+. Muchos activistas entendieron que era el momento de ir más allá dejando atrás la ley de las parejas de hecho. La FELGT (que, en 2002, incorpora la “T” para incluir a las personas transexuales) decide incluir en su agenda política una nueva ley del matrimonio civil, que incluyera plenos derechos en pie de igualdad con las parejas entre personas heterosexuales.
Este cambio de estrategia no fue fácil. Algunos sectores —que provenían de los frentes de liberación homosexual, y entre cuyas demandas se incluía la abolición de las instituciones sociales heterosexuales, incluido el matrimonio— mostraron sus reticencias, pero el discurso de la igualdad y normalización social era ya mayoritario en las organizaciones LGTBI+ de principios de siglo. Superado el debate sobre las parejas de hecho —vistas como de “segunda categoría” frente al matrimonio entre personas heterosexuales—, la exigencia de un matrimonio, con todos los derechos, incluida la adopción, se volvió central en la agenda política de las organizaciones.
Además, había ya un respaldo muy palpable de la población española hacia la ley de matrimonio civil entre parejas del mismo sexo en los meses previos a la aprobación. En mayo de 1997, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicaba un barómetro en el que el 57 % de los españoles apoyaba el matrimonio entre personas del mismo sexo; en junio de 2004, esa cifra aumentaba en diez puntos, hasta el 67 %. La visibilidad de miles de parejas inscritas en registros civiles y de figuras públicas LGTBI+ en la cultura y los medios de comunicación ayudaron a consolidar la mayoría social que se estaba gestando a favor de la plena igualdad de derechos.
La victoria del Partido Socialista en las elecciones de marzo de 2004 hizo el resto. Su candidato, José Luis Rodríguez Zapatero, ya se había mostrado públicamente a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo en 2002. Tras ganar las elecciones, unos meses más tarde —en parte gracias al papel determinante de Pedro Zerolo, expresidente de la FELGTBI+ y entonces concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid—, se tomó la decisión: el 1 de octubre de 2004, el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de ley del matrimonio igualitario, que incluía también el derecho a la adopción. Tras meses de intenso debate parlamentario y social, la ley se aprobaba finalmente el 30 de junio de 2005, convirtiendo a España en el tercer país del mundo en reconocer este derecho.
En 2005, España se convirtió en el tercer país en aprobar el matrimonio igualitario, tras Bélgica y Países Bajos.
La ley del matrimonio igualitario incluía el derecho a la adopción, igualando así los derechos con las parejas entre personas heterosexuales.
1999
Algunas comunidades (como Andalucía, Asturias o Cataluña) empiezan a incluir las cirugías para personas trans en los Sistemas Públicos de Salud.
2000
FELG aprueba en su Congreso incluir el matrimonio civil y dejar atrás la ley de parejas de hecho.
2001
Países Bajos aprueba el matrimonio civil.
2002:
Nace CESIDA, Coordinadora Estatal de VIH y Sida.
Renombre de la Federación para incorporar a las personas trans: FELGT.
2003
Pedro Zerolo (presidente de la entonces FELGT) se incorpora a la candidatura del PSOE al Ayuntamiento de Madrid.
Nueva acción en los registros de Madrid y Valencia para pedir la solicitud de matrimonio.
2004-2005
El proceso parlamentario del Matrimonio Igualitario.
La figura de Pedro Zerolo
Pedro Zerolo (1960–2015) podría ser considerado como una de las figuras más destacadas del activismo LGTBI+ en España. Fue presidente de la asociación COGAM y de la FELGTBI+ entre 1997 y 2003, momento en que se incorporó a las listas del PSOE para las elecciones municipales de Madrid, ejerciendo como concejal desde ese 2003 hasta 2015. En mayo de ese año, fue elegido diputado en la Asamblea de Madrid, aunque no llegó a tomar posesión del cargo debido a su muerte el 9 de junio, a causa de un cáncer.
Desde joven se comprometió con la defensa de los derechos civiles y de las minorías. En 1997, fue uno de los participantes del nuevo grupo LGTBI+ dentro del PSOE, junto con activistas como Miquel Fernández, Xavier de Balaguer y Vicent Bataller, gracias al impulso de Carmen Cerdeira, Secretaría de Movimientos Sociales del partido. Más adelante, él mismo ocuparía esta secretaría en la Ejecutiva Federal del PSOE entre 2004 y 2012.
Su presencia en las instituciones permitió trasladar las demandas del movimiento LGTBI+ a la política institucional, siendo uno de los principales promotores del matrimonio igualitario dentro del PSOE. Fue también uno de los primeros políticos abiertamente homosexuales con gran visibilidad mediática.
Tras su fallecimiento, su legado fue ampliamente reconocido. En 2016, el Ayuntamiento de Madrid renombró la Plaza Vázquez de Mella, en el histórico barrio de Chueca, como Plaza Pedro Zerolo, tras una campaña de recogida de firmas en la que más de 80.000 personas respaldaron esta iniciativa. Dos años después, en julio de 2018, se creó la Fundación Pedro Zerolo, con el objetivo de preservar y difundir su activismo en defensa de los derechos civiles, así como luchar por otras causas sociales y la no discriminación, como la igualdad entre mujeres y hombres, la lucha contra el VIH-Sida y los derechos sexuales.